Texto 1
Por Kristian Camarena
Todos
estos años, hasta el día de ayer a las 5:43 de la tarde, Elizabeth fue mi
mascota más querida. Bueno, después de mi perro pinto que murió de tristeza el
año pasado cuando supo que había cumplido de 70 años. Esa vez mi tía dijo que
ella también moriría de tristeza si alguien le avisaba que había cumplido 70
años. Sin embargo, la muerte de Elizabeth me clavó una aguja en el corazón y he
tenido taquicardias desde ayer cuando salí del cuarto y la vi prendida del
tacón rojo de mi tía. Podría jurar que ella la mató. Incluso diría que Pinto
también falleció por su culpa. Y qué decir de Rocco, el perico milenario que mi
mamá tenía desde que era soltera y que unos días después de que mi tía llegó de
Nochistlán apareció muerto en su jaula, devorado por las hormigas. En su afán
sadomasoquista, mi tía comentó esa vez que si viviera tantos años en una jaula
también habría permitido que cualquier animalejo la devorara sin oponer
resistencia. Desde hace dos años que mi tía se mudó a la casa nos hemos estado
quedando sin mascotas. Primero el perico, luego el perro y ayer la tortuga. La
última vez que vi a Elizabeth estaba sobre la piedra que le pusimos en la
bandeja para que librara el agua. Hoy en la mañana que desperté sólo estaba la
piedra y fue ahí cuando me sentí inmortal. Aunque es odiosa, sé que mi tía
jamás me mataría y no ser animal me libra de sus planes malévolos.
TEXTO 2
La discriminación laboral que se inflige a las mujeres españolas se traduce aún en una tasa de paro que es más del doble de la correspondiente a los hombres, pero ésta no es la única desventaja que padecen, pues otros agravios, como el despido o la marginación por embarazo, agravan la desigualdad efectiva entre ambos sexos en el mercado laboral. Esta situación, sin embargo, ofrece algunos síntomas de mejoría cuando se toma como modelo de referencia una ciudad moderna y desarrollada como Barcelona, donde un reciente informe del Ayuntamiento revela no sólo una inflexión ligada al cambio generacional, sino también un notable progreso de las mujeres, que prácticamente las iguala a los hombres, si bien este cambio está relacionado con el grado de formación y también con la edad. Según dicho informe, la tasa de actividad de las jóvenes tituladas se equipara al de los hombres de su misma generación.
En este marco, sólo aparentemente contradictorio, y en puertas del día internacional de la Mujer Trabajadora, se pone de manifiesto que la igualdad social de ambos sexos es también una realidad laboral cuando no se interfieren ni los criterios derivados de un productivismo a ultranza (el temor a que una embarazada pueda causar baja) ni los tópicos y abusos derivados de una concepción machista y discriminatoria de las relaciones laborales. Con demasiada frecuencia la mujer debe aceptar puestos de trabajo en condiciones desfavorables respecto a sus colegas masculinos y cuando llega la penalización del despido o la marginación de poco le vale denunciar. Ellas padecen las consecuencias, pero mientras esto sucede, la sociedad está perdiendo su valiosa aportación.
Texto 3
Mexicanos, al grito de guerra
el cero aprestad y el bridón
Y retiemble en sus centros la tierra
Al sonoro rugir del cañón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario